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domingo, enero 24, 2010


Obama ocupa Haití en medio del desastre... otro Nobel de la Paz para el negrito copado, che! 




Quien escribe este blog ha dejado bien en claro más de una vez que el principal enemigo contra el que batalla es, ha sido y seguramente será, su inmadurez a la hora de aclarar el pensamiento y dejar de lado las utopías que no son tal; ejemplo de ello fue un lapsus de emoción que vivió al ver que en Estados Unidos la minoría más explotada y discriminada de su historia llegaba a la Casa Blanca de la mano del primer Presidente Afroamericano: Barack Obama.

Esos segundos de pelotudez máxima que esta dueña de blog suele tener siempre, ya son reconocidos por quién los porta, por lo tanto no deja que avancen sin antes recurrir a las fuentes confiables, que no son justamente sus pensamientos, en aquel entonces busqué, googlee, leí, investigué y todo lo que se puede hacer cuando una no quiere quedarse con la historia del cuento de hadas nomás.

Fue cuando encontré cierto escrito de Fidel que decía: "En un momento u otro, la totalidad de los países de América Latina fueron víctimas de las intervenciones y agresiones políticas y económicas de los Estados Unidos. No hay uno solo que pueda negarlo, por lo tanto es ingenuo creer que las buenas intenciones del Presidente Obama justifiquen, por ejemplo, la existencia de la OEA que abrió las puertas al caballo de Troya que apoyó las Cumbres de las Américas, el neoliberalismo, el narcotráfico, las bases militares y las crisis económicas".

Luego leí a Evo y a Chávez mucho más tajantes que al propio Fidel. Y regresé de las utopías para recordar, ver pasar los días y las promesas no cumplidas, y las excusas del "no lo dejan" y las tropas y las guerras y lo mismo de siempre: el despótico y voraz imperio, con la única diferencia de estar gobernado por un hombre de color.

Y como mi estupidez algunas veces alcanza límites insuperables, y eso lo saben mis lectores, para devolverme a la lucidez suelen pasar cosas como lo hecho por Obama en Haití.

Haití: pobre, desvastado, destruido, hambriento, saqueado, necesitado; todos los ojos del mundo puestos sobre la pequeña isla para alcanzar medicamentos, ayuda sanitaria, alimentos...

¡¡¡Y Obama manda tropas!!!

El Presidente de los Estados Unidos ha decidido que es más necesario para Haití que su país se encargue de "protegerlo" (chan!) del resto del mundo; y en lugar de ayuda humanitaria ha enviado más de 12.000 soldados. Y no solo esto, en su "afán de protección" el ejército estadounidense da prioridad a sus aviones cargados de marines antes que a los que llegan con la verdadera ayuda que el pueblo haitiano necesita.

Una vez instalados allí los soldados norteamericanos se han convertido en dueños y señores del país, expulsando a periodistas, decidiendo cuándo y cómo entra la ayuda humanitaria enviada por el resto del mundo y controlando exhaustivamente a todo aquel que intente entrar al país con dicha ayuda.

De más está decir que nuevamente Obama nos demuestra que para su país es más importante el control, el ejército y las armas a la ayuda, los hombres y la reconstrucción de un pueblo que quiere salir de este infierno, tomado de la mano de quienes deseen trabajar codo a codo para devolverles lo que les pertenece, sin más motivación que la solidaridad.

Afortunadamente ya son miles las denuncias de ONG's, agrupaciones de médicos para estados de emergencias y desastre y Presidentes Suramericanos, en primer lugar Lula da Silva, Hugo Chávez y Daniel Ortega, y representantes Europeos como el secretario de Estado de Cooperación de Francia, Alain Joyandet, y la jefa de la diplomacia de la Unión Europea (UE), Catherine Ashton; que han sido presentadas ante la ONU para que el Presidente Obama y su ejercito comprenda que Haití necesita ayuda y no una ocupación.

Volviendo al principio de mi post, una puede tener ciertos raptos de pelotudez extrema que por momentos la dejen perpleja ante lo que pinta como el cumplimiento de una utopía, pero gracias a que también esas utopías le han llegado hace muchos años de la mano de quienes han marcado el camino (ese mismo que se hace hacia ellas, el interminable, el que las convierte en inalcanzables); es que una puede darse cuenta al toque de las cosas como son. Y no necesita ser despertada con cachetadas como estas, que seguramente a más de uno les habrá sacudido las ilusiones.

Eso sí, ya puesto lo que hay que poner sobre la mesa, solo resta decir: Sr. Obama regrese a sus muchachos a casa y deje de meterse donde no lo llaman; no queremos más colonias yanquis y aunque cueste algún día deberán entenderlo.

Acá sí podés decir lo que quieras:

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