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lunes, julio 06, 2009


Otra visión de la famosa autocrítica 


Pego una nota publicada hoy en un diario de mi ciudad llamado La Guía, con la firma de la señora Cristina Rosolio y a la que adhiero profundamente.

Es una pena que la edición online de dicho diario no tenga los enlaces a las notas sino que solamente direcciona a la página principal del mismo, por eso en lugar de dejarles el enlace copio y pego el artículo completo.

Obviamente, me encantaría conocer las opiniones de los que por acá pasan.

La lingua batte dove il dente duole

En estos días estoy leyendo las intensas críticas de quienes apoyaron a este gobierno, con respecto del segundo puesto que ocupó el FPV en las elecciones legislativas bonaerenses, y tengo la penosa sensación de que únicamente el peronismo las ha hecho. Sin dudas “la lingua batte dove il dente duole”, pero no habría que exponerse tanto, porque ya bastante mazazos está dando la oposición que no es perfecta, ni admirable, ni pulcra, ni muchísimo menos, angelical.

Mientras reflexivos analistas políticos a quienes admiro, hacen su catarsis en todos los medios a su alcance, desatienden que le están dando a la oposición valiosas herramientas que deberían ser usadas sólo en la intimidad del movimiento.

Si a los que estaban del otro lado jamás les convino autocriticarse –como jamás le convino hacerlo a la Iglesia con sus curas abusadores y demás gravísimos pecados; como nunca le convino al cuerpo judicial; como tampoco le convino a cada partido político con sus bandidos o con sus orates (al estilo doctora Carrió)- mucho menos quienes tanto lucharon por instalar un modelo inclusivo, deberían ofrecer gratuitamente herramientas que en otras manos, sólo van a ser usadas en contra del movimiento y de quienes apoyaron este modelo, mortificándolos más aún de lo que lo están.

El voto NO positivo no ocurrió sólo por las razones que los reflexivos analistas a quienes admiro y respeto exponen sesudamente cada día -y con razón- sino que también fue por los medios agrofílicos que sodomizaron sus mentes con demasiadas ficciones, ficciones que permitieron una sodomización mental con mayor beneplácito. Por eso ganó Clarín. Y por eso ganó Techint. Los votos contra el FPV, en su mayoría fueron votos de consumistas sodomizados por la agrofilia, no fueron sólo los de ciudadanos que hicieron su análisis profundo acerca de lo que el país necesitaba, caso contrario, jamás hubiesen ganado por mayoría limitada ni un De Narváez, ni un Reutemann, ni un Juez, ni un Cobos, etc….

Como soy una optimista incurable (y quizás porque no soy peronista, como me pidió que aclare un caballero del pejota) me voy a tomar el atrevimiento de poner unos cuantos paños fríos sobre la calentura general, calentura que sin dudas está apoyada en sentidas razones doctrinarias, para echar un vistazo desde otro lugar.

Antes que otra cosa, no puedo dejar de enojarme cuando escucho a un muerto que se burla de un degollado. ¿Con qué autoridad moral habla de la muerte política de los K, la doctora Carrió, que rodó hacia la Cámara Baja, empujada sólo por el arrastre de quien encabezaba su lista, con apenas unas pocas decenas de miles de votos?

Al doctor K por lo menos lo votaron alrededor de 2.250.076 ciudadanos, ¡que no son pocas almas!, y eso a pesar de su desgaste y demás perlas con que adornó su corona, y recordando que en una elección para Presidente lo había votado sólo un 22% de los argentinos. ¿No es de una desfachatez incontrolable que esta mujer tan sólo abra la boca? Lo es, sin dudas. Y alguien le tendría que decir de una buena vez y bien fuerte: “¡Hola doctora Carrió!, ¡qué vergüenza como acaba de perder usted horriblemente en estas elecciones legislativas!, en agradecimiento por haber rodado hacia la Cámara, ahora haga algo de lo que prometió.”

Lo triste de todo esto es que si el FPV le hubiese ganado al candidato de Unión PRO por 2 puntos, también hubiera sido como haber perdido, porque el sólo hecho de que 2 millones y pico de personas le hayan puesto el voto a ese holgazán de De Narváez que nunca asistía al Congreso, ya es un voto antipatria. ¿Qué pensaba el votante que apostó a este individuo que cuando formaba parte del Directorio de LAPA, fue procesado por no controlar como debía a sus aviones, promoviendo el inolvidable accidente?, o al que en Casa Tía echó a 3.500 empleados ¡y se jactó de eso!; al que apenas muerto Fuentealba llamó a Sobisch por teléfono para felicitarlo: “-Usted hizo lo que tenía que hacer como funcionario público”, le dijo.

O al que en el diario El Cronista, de su propiedad, se negó a abrir la paritaria salarial. O al que en su canal de TV, después del 28 rajó a unos cuantos (supongo que serán los que no lo votaron). O al que el único proyecto que presentó como diputado ¡¡en tres años!!, tiene que ver con una insulsa fiesta nacional. O al que durante tres ciclos legislativos, de cada 100 sesiones faltó a 61 en el 2006; a 69 en el 2007 y a 86 en el 2008. Al que es mirado por la DEA por algún entongue raro en el caso de la efedrina y otras hierbitas.

Y del voto ganador al ex corredor Reutemann, ¡otra que síndrome de Estocolmo! Aspiro a que este hombre se haya postulado para trabajar en el Parlamento y devolver los años en los que no trabajó por el país. Y vuelvo a preguntarme por qué algunos santafesinos con estos votos volvieron a inundar a Santa Fe, por qué volvieron a matar a Pocho Leprati y por qué volvieron a rematar a nuestro Banco.

Si querían castigar a los K, por qué lo condecoraron a él, cualitativamente desguarnecido como laburante, y no al ingeniero Giustiniani, por ejemplo, que no era del partido gobernante y fue premiado por el Congreso (como también lo fue el ingeniero Rossi en su momento), por su enorme labor parlamentaria. Nada más diré de los De Narváez, ni de los Reutemann, ni de los Cobos, ni de los capocómicos como Juez por haber ganado. No quiero admitir cual es la clase de patria que ellos quieren construir. Eso sí que no. De nuevo la farándula dominante NO. De nuevo la octogenaria Legrand contra la democracia NO. De nuevo los noventa NO. De nuevo la pornográfica derecha NO.

Si para castigar, en vez de aprovechar favorablemente nuestras herramientas de crítica, la gente las usa como si fuera hierro caliente, con criterio de consumidor aspiracional, ¿cómo vamos a conservar lo que hemos logrado?, ¿cómo vamos a hacer para que de aquí en más convivan las viejas identidades en crisis, con este electorado fuera de encuadre?

En lo personal, anhelaría que estas valiosas críticas se hagan en debates puertas adentro, en donde a los que empobrecieron este modelo se los pueda enfrentar cara a cara, en vez de desbordar la rabia hacia una tribuna sedienta de tragar sangre auténticamente progresista. La cualidad de ser sabiamente examinadores, en este caso puede ser objeto de manipulación, y deteriorar gravemente nuestros importantes logros institucionales alcanzados.

Los acríticos que están del otro lado terminan siendo una presión espantosa sobre quienes queremos una América nueva. Si ya es malo perder, cuánto más malo es soportar a los que usurpan nuestras herramientas para pegarnos. Recordemos el cuento del circo romano y el negro enterrado en la arena. No perdamos la potencia que nos queda mordiendo nuestros propios huevos.

Cristina Rosolio
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