<$BlogRSDUrl$>



domingo, marzo 08, 2009


Feliz día mujeres!!! 


Hoy voy a pegar algo que escribí hace un año pero no publiqué en este sitio sino en otro a pedido de su dueño. No es falta de inspiración sino de tiempo, pero además, es que esas palabras siguen siendo las que tengo para hoy y para siempre.


Sinceramente creo que el día de la mujer es otro de los tantos inventos comerciales que, lejos de reivindicarnos como dictan con su diabéticacursilería todos los discursos pertinentes y las cientos de tarjetas virtuales o no que hoy recorreran el mundo, nos convierte en el clienteagasajado de turno. Hoy los bomboneros, floristas, vendedores de electrodomésticos y algún que otro librero o vendedor de perfumes se restregará las manos ante la entrada de hombres con cara de "qué carajos compro para quedar bien en su día". La verdad que eso es lo de menos, casi todas sonreiremos ante el paquetito con moño de colores, sea lo que sea que contenga; es que a una le enseñaron a ser agradecida en todas las circunstancias de la vida y no vamos a venir a ponernos desafiantes justo en esta, no?

El caso es que, para salir de mis más acerrimas costumbres, no voy a criticar este invento de dedicarnos un día cuando todos bien sabemos que nosotras somos las que mecemos la cuna del mundo y que todos los días deberían ser para agasajarnos.

Más bien voy a dedicar un par de líneas para tratar de explicar lo que, en mi humilde opinión, significa ser mujer. Y eso, señores, no es cosa fácil.

Debo admitir que desde mis 40 años, y mirando en todas las direcciones posibles, ser mujer tiene tantos significados como ejemplares de nuestro sexo existen.

A saber, mujer con todas las letras era mi abuela que jamás conoció los rigores de un trabajo fuera de casa, ni las caras de culo de un jefe malaleche, ni los horarios y las rutinas de una oficina; en cambio soportó con estoicas sonrisas y un tarareo imperturbable las cargas de un familión al que atender sin respiros, ni feriados, ni vacaciones. Cocinó, lavó, cosió, planchó, acarició, castigó, limpió, escuchó, lloró, cuidó y amó sin pausas durante años a un marido, cuatro hijos, dos yernos y cinco nietos; todos bajo el mismo techo. Nunca se quejó ni alzó la voz y siempre supo del poder sanador de un mate y un oído dispuesto para todo lo que haya que enfrentar en esta vida. ESO es ser mujer.

Mujer es mi vieja que nunca rompió del todo el molde pero se animó a salir a laburar porque la guita no alcanzaba, castigó cuando fue necesario y habló para consolar en los momentos más duros, supo sentarse y tirar a la mierda los tabúes cuando llegó la hora de poner las cartas adolescentes sobre la mesa y enseñarnos que el sexo no era algo prohibido ni peligroso sino algo que habia que elegir y disfrutar con una seriedad y un compromiso que a esas alturas a lo mejor no teníamos, pero qué bueno era oirlo. Se enamoró hasta que la muerte los separe y la puta muerte se lo tomó en serio y la dejó sola a los 42 con dos hijos criados y un nieto que la ayudó a secarse las lágrimas y seguir adelante. Hoy con 61 años monta una moto y sale a llevar y traer a sus nietos, ahora adolescentes, como si fuera su madre y es que la vida le enseñó que "eso es lo que vale y que no hay con qué pagar la mesa de los domingos, que cagarnos de risa y putear como locos es nuestro sello familiar y al que no le guste que no venga, que para pasarla de lujo nos bastamos y sobramos entre nosotros". ESO es ser mujer.

Mujer es mi hija de apenas 17 que ante el inminente divorcio y con poco más de 10 años se arremangó y ayudó a cuidar a sus hermanos más chicos porque su mamá tuvo que salir a laburar muchas horas para pagar todos los gastos de una casa y cuatro hijos; que creció sin miedos y con una fuerza que ya quisieran sus hermanos varones, que defiende a capa y espada las cosas que son justas y no se ahorra adjetivos cuando tiene que cantarle varias verdades a quien sea, su padre incluido. Que heredó mis más absurdas utopías pero que supo tamizarlas con un toque de realidad necesario para hacerle frente a una vida que le demostró que está bastante lejos de ser un lecho de rosas o más bien, como diriamos en criollo, una nube de pedos. Que sabe hablar de religión, de drogas y de sexo con una soltura que sorprende y me enorgullece. ESO es ser mujer.

Mujeres comunes, con su día a día, haciendose de abajo pero siempre resurgiendo; sanando heridas con curitas y dando el empujón necesario en la espalda para que el golpe no nos detenga; mujeres que son madre y padre, que sostienen, que trabajan, que cuidan, que corren, que pagan, que pelean, que defienden.

Esas son las mujeres de mi vida, esa soy yo misma.

Ahora sí, a celebrarnos; hoy y mañana... y cada día que la vida lo permita.
Acá sí podés decir lo que quieras:

Wikio